Rubén Quintana

Doctor de la Universidad de Buenos Aires (Ciencias Biológicas) y está especializado en Ecología. Desde 1986 viene realizando estudios en el Delta del Paraná y en otros humedales de la Argentina. Actualmente es “Experto Científico” del Grupo de Examen Científico y Técnico de la Convención Internacional sobre los Humedales (Ramsar, Irán, 1971) y Miembro de la Comisión Asesora sobre Biodiversidad y Sustentabilidad del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.

Humedales, biodiversidad y servicios ecosistémicos ¿Hacia dónde vamos?

Los humedales se encuentran entre los ecosistemas más productivos del planeta y con la mayor oferta de bienes y servicios. Entre éstos se encuentran algunos de suma importancia como el almacenaje y la purificación de agua. Asimismo, está ampliamente reconocido que muchos tipos de humedales poseen una biodiversidad excepcional. Al mismo tiempo se considera que dichos ecosistemas se encuentran entre los más vulnerables al cambio climático. Debido a estas características, en la actualidad se los considera ecosistemas críticos para la humanidad. Sin embargo, a escala mundial, los están disminuyendo, tanto en extensión como en calidad. Como resultado de ello, los servicios que éstos proporcionan también desaparecen o se restringen. Las últimas evaluaciones dan cuenta de que en el siglo XX la extensión mundial de los humedales disminuyó entre un 64 y un 71 % y su pérdida y degradación aún continúan a escala global, a una tasa estimada de hasta el 1,5 % anual, dependiendo de la región. Esto trae aparejada una importante pérdida anual de los servicios ecosistémicos calculada en un valor superior a los 20 billones de dólares. Este proceso de pérdida y degradación también afecta en forma negativa a la biodiversidad de los humedales. Esto se observa aún en humedales protegidos como es el caso de los sitios Ramsar de zonas tropicales, en los cuales las poblaciones de muchas especies están disminuyendo. Se ha estimado que, a nivel mundial, la abundancia de las poblaciones de un importante número de especies de agua dulce disminuyó en promedio un 76 % en los últimos 40 años.

Entre los factores responsables de esta disminución se encuentran la degradación del hábitat, la contaminación, la regulación de los flujos hídricos y la extracción de agua, la sobreexplotación de especies de valor comercial y la introducción de especies exóticas, En muchos casos, estos factores se agravan como consecuencia del cambio climático. De acuerdo con el Convenio sobre la Diversidad Biológica, “en general, las especies típicas de los humedales pertenecientes a distintos grupos se están acercando cada vez más a la extinción y el agravamiento como consecuencia de las presiones supera cada vez más a los éxitos de conservación”. Teniendo en cuenta los vacíos de información en algunas regiones del planeta, la situación real podría ser aún peor que la obtenida por las estimaciones realizadas hasta el presente.

Cabe destacar que a nivel internacional existe una preocupación creciente sobre el efecto que puede tener esta pérdida y degradación de humedales para la humanidad. Por ejemplo, entre las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica (Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica 2014), la Meta 5 insta a la reducción de la degradación y la fragmentación de los hábitats y, de manera similar, la Meta 14 insta a la restauración y salvaguarda de los ecosistemas que proporcionan servicios esenciales, incluidos los relacionados con el agua, donde claramente quedan incluidos los humedales.

De todas maneras, si bien existen iniciativas en curso que aportarán un panorama más preciso de la extensión de los humedales del mundo, es evidente que hay una tendencia negativa y que los humedales se siguen perdiendo o degradando, lo que se traduce en impactos negativos sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Cabe destacar que los tomadores de decisiones cuentan ya con suficiente información científica para comprender la necesidad urgente de incorporar medidas adecuadas para conservar los humedales, su biodiversidad y los servicios que prestan. Actualmente, la Convención Ramsar insta a las partes contratantes a plantear políticas inmediatas para cumplir con el objetivo de detener e invertir la pérdida y degradación de los humedales y de sus servicios asociados.